«Arab jazz», de Karim Miské, por Jesús Lens

ArabJesús Lens Espinosa de los Monteros

Había algo que me chirriaba al comienzo de la lectura de Arab jazz, una joya noir escrita por Karim Miské. Algo extraño. Disonante. Hasta que me fijé con detenimiento en los “títulos de crédito” del libro y me di cuenta de que estaba leyendo una edición argentina. De ahí que algunos términos y giros idiomáticos me extrañaran. A partir de ahí, todo en orden. Que la traducción que Eduardo Berti hace de la novela franco-africana es sensacional, respetando el ritmo de la prosa de un autor al que hay que seguir desde ahora. De cerca. Muy de cerca.

Karim Miské.

No había oído nunca su nombre. Y, sin embargo, su biografía resulta apasionante: nacido en 1964 en Abidjan (Costa de Marfil), hijo de padre mauritano y madre francesa; creció en París, estudió periodismo en Dakar y ha realizado varios documentales sobre temas como el neofundamentalismo judío, católico y musulmán, la bioética y también sobre la sordera, gracias a lo cual aprendió el lenguaje de signos. Y escribió Arab jazz, que es su primera novela.

¡Y menuda primera novela!

Todo comienza cuando un tipo con trazas de ermitaño que vive encerrado en su casa, dedicado exclusivamente a la lectura de novelas policíacas, descubre que su vecina ha sido asesinada. Y que, o tiene cuidado, o va a ser considerado el primer sospechoso. Y, posiblemente, también el último. Porque todo apunta a que él cometió el crimen.

Estamos en París. Pero no en el París de postal en el que todos pensamos cuando escuchamos la palabra París. Estamos en el otro París. Uno muy diferente. Un París de calles oscuras y edificios abigarrados en los que conviven vecinos de mil y un orígenes, procedencias, tradiciones… y profesiones. Tanto laborales como religiosas

Porque hay muchos barrios en muchas grandes ciudades en los que las religiones de sus vecinos condicionan sus vidas. Y no hablamos ya, en general, de cristianos, musulmanes y judíos; sino de las muchas y muy diferentes ramificaciones en que se divide cada una de estas religiones troncales. Por ejemplo, los Testigos de Jehová.

Si por algo se caracteriza Arab jazz es por exudar realismo por sus cuatro costados. Karim Miské hace que saborees el falafel que se comen los protagonistas, que escuches el sonido de las tijeras que cortan el pelo en una peluquería, que te empalagues con la fragancia de las especias con las que se cocina en el barrio, que te quemes con el té hirviendo que toman los vecinos y que los ruidos de la calle te lleguen a los oídos, alto y claro.

Y la tensión a la que están sometidos los policías encargados de la investigación, por supuesto. Gente profesional. Gente de barrio. Humanos. Muy humanos. Polis que duermen poco y patean muchos. Las calles, que no los culos. Tipos serios que saben hacer su trabajo. Que abren los oídos para escuchar y los ojos para observar.

Una investigación complicada que se complica aún más: al asesinato hay que sumar la aparición de una nueva droga sintética en las calles.

Y todo ello, contado a ritmo de jazz. Africano. Porque la literatura de Karim Miské es sincopada, polirrítmica y polimétrica. A la confluencia de esta modalidad musical se la conoce como Rítmica en Cruz y, aplicada a la literatura, Karim Miské la borda.

Lean, lean Arab jazz y déjense perturbar por la brutal cadencia de su prosa…

Arab Jazz
Karim Miské
Trad.: Eduardo Berti
Adriana Hidalgo Editora

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3 comentarios en “«Arab jazz», de Karim Miské, por Jesús Lens

  1. Yo leí la traducción en inglés, lamentando que mi francés sea pobre. Y sí, es una extraordinaria narración de historias de la codicia que corrompe todo y se beneficia de los contextos más complicados de la época que nos tocó vivir. Y, como fondo, el jazz, el cine y desde el título, el homenaje a la novela policiaca.

  2. Pingback: Arab Jazz | Pateando el mundo

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