«El diablo en cada esquina», de Jordi Ledesma, por Jesús Lens

eldiabloencadaesquinaaltaJesús Lens Espinosa de los Monteros

¿Cuánta acción, muertos, sueños, planes, traiciones, pesadillas, casualidades, robos y asesinatos caben en 200 páginas? ¿Cuántas vidas al borde del despeñadero puede albergar un libro relativamente corto?

Si hacemos caso a la espídica novela El diablo en cada esquina, de Jordi Ledesma, publicada por Alrevés; serían incontables. Innumerables. Casi, casi insondables. E inconmensurables.

Cuatro personajes principales. Muy distintos entre sí.

Un niño bien al que las cosas empiezan a irle mal.

Un mal poli al que los atajos parecen haberle ido bien.

Una joven sudamericana de vida amarga que cambió de país para convertirse en Dulce.

Un chavalito al que hicieron hombre en el ejército y cuyas habilidades, ahora, ejerce en el ámbito de la delincuencia organizada.

Y un Padrino, por supuesto. Un Padre Padrone. Un Patrón. Un Capo mefistofélico y todopoderoso que tiene a los bajos fondos de Barcelona comiendo de su mano.

Y a los altos también.

Pero no nos desviemos.

Porque lo importante en El diablo en cada esquina es el ritmo. La velocidad. La tensión. La sucesión de acontecimientos. La concatenación de hechos y avatares. Ese Efecto Mariposa según el cuál, si te pegan un tiro en un bosque de Navarra, unas grabaciones comprometedoras pueden llegar a hacerse públicas en Barcelona. O viceversa.

Frases cortas. Como ráfagas de una Tommy Gun. Palabras contundentes. Como los puñetazos de un boxeador fracasado. Diálogos afilados. Como la espada de un Ronin traicionado.

Y mala leche. Mucha mala leche. Que los tiempos no están para bromas ni melindres.

Cuando terminas de leer El diablo en cada esquina te encuentras exhausto. Y con salpicaduras de sangre y fragmentos de hueso por toda la ropa. Pero también estás contento. Porque la novela de Jordi Ledesma es de las que dejan un retrogusto de lo más ácido.

Es lo que tiene disfrutar más de la pólvora que de los taninos.

 

El diablo en cada esquina
Jordi Ledesma
Alrevés

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Un comentario en “«El diablo en cada esquina», de Jordi Ledesma, por Jesús Lens

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