«Blackhat (Amenaza en la red)», por Jesús Lens


Blackhat_Amenaza_en_la_red-993974090-largeJesús Lens Espinosa de los Monteros

Cuando el título de una película necesita unos paréntesis o un guion que expliquen su sentido original… malo.

Lo más reciente del prestigioso -pero cada vez menos trascendente -director Michael Mann se titula Blackhat, un término que hace referencia a los hacker que piratean a través de Internet con fines ilícitos y generalmente crematísticos. Pero como en España, lo del pirateo cibernético está bastante bien visto y mejor aceptado, el distribuidor ha decidido vestir el original con un supuestamente enigmático Amenaza en la red, que debería servir como gancho comercial, al ampliar el espectro de posibilidades argumentales de cara al espectador.

Me parece muy bien que un director clásico (eufemismo de mayor) como Mann se inspire en la ciberdelincuencia y en el género negro más rabiosamente actual para proporcionarnos una nueva muestra de virtuosismo formal y poderío visual.

Igualmente me parece muy acertada la elección de las grandes urbes del exótico Oriente como marco geográfico para el desarrollo de la historia. Muy impresionantes las megaciudades chinas de Sichuan, Hong Kong y Macao, Yakarta y la breve escala en Chicago. Le pegan, a Mann, esas ciudades, con sus gigantescos rascacielos y sus epatantes skylines nocturnos. Y las brumas del amanecer. Y el contraste con los mercados populares y las casuchas de madera que bullen de vida, las 24 horas del día, pegadas a los novísimos y vanguardistas edificios de acero y cristal.

Hasta ahí, todo en orden.

Pero, llegados a este punto, el resto de lo que contiene Blackhat oscila entre lo previsible, lo aburrido, lo convencional, lo incomprensible y lo banal. Excepción hecha de las secuencias de acción. O, más concretamente, de esos tiroteos en los que Mann es un maestro, como acreditó su maravillosa Heat.

No me interesan ni la vida ni la historia de los personajes. Sus relaciones no me dicen nada. Y me creo a Chris Hemsworth en su papel de ciberdelincuente tanto como me creería un estudio científico según el cual la morcilla, los callos y los sesos rebozados, no solo son buenos para la salud en general y para el colesterol en particular, sino que, además, adelgazan.

Mann, que tocó techo con aquella joya titulada Collateral, dirigida tras la también estupenda El dilema, y que todavía dio muestras de su grandeza en Enemigos públicos; se nos vino abajo con la innecesaria y manierista adaptación cinematográfica de Corrupción en Miami. Después llegó el fiasco de la serie Luck (interesante, pero cancelada por la muerte de varios caballos durante la filmación de las secuencias de carreras en los hipódromos) y ahora desciende otro puñado de peldaños más en su filmografía con esta sosilla Blackhat.

Que no es que sea mala. Pero que no es digna de un gran director como Mann, al que hay que exigirle que ponga tu indudable talento visual, su buen gusto musical, su predilección por las bandas sonoras inquietantes y atmosféricas y la contundencia en la filmación de tiroteos al servicio de historias con sentido y de personajes con entidad y fundamento.

 

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Un comentario en “«Blackhat (Amenaza en la red)», por Jesús Lens

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