«Las niñas perdidas», de Cristina Fallarás, por Alexis Ravelo

Alexis Ravelo

Una historia sórdida que destila buena literatura: Las niñas perdidas, de Cristina Fallarás. Su protagonista es Victoria González, una detective, ex periodista que se mueve con mucha soltura en el lúmpen de la ciudad de Barcelona. Claro que, al inicio de la novela, sus movimientos son un poco más torpes, porque González está embarazadísima y oscila entre sus sentimientos maternales y la nostalgia que siente de su vida de juergas, alcohol, drogas y sexo esporádico. Así que, amén del proceso físico por el cual pasa toda futura mamá, en el ánimo de Victoria se desarrolla una batalla entre Eros y Tánatos. Y entonces, justamente entonces, recibe el encargo anónimo y bien remunerado de investigar la desaparición de dos hermanas de tres y cuatro años. De las dos niñas, ya ha aparecido el cadáver de una, terriblemente mutilado, así que no puede presagiarse nada bueno. E, incluso, el de quien podría ser el principal sospechoso. Pero, como se podrá sospechar desde el inicio, no se trata de la obra de un pederasta aislado, sino que muy seguramente, hay toda una conspiración alrededor del crimen.

Por lo tanto, Fallarás nos presenta a una detective embarazada, introduciéndose en el territorio de unos demonios que se dedican a atentar contra la infancia. Por supuesto, no está sola del todo: anda por ahí su ayudante, Jesús, un vicioso de la cerveza y de los delitos menores; también un ex amante policía, que le suministrará bajo cuerda algunos datos; e, inesperadamente, acabará coincidiendo con un matón a sueldo desquiciado por la cocaína que sabe del asunto más de lo que él mismo cree.

Con estos ingredientes, Fallarás construye una historia incómoda cuyo desarrollo se mueve sinuosamente hasta justo su mitad, para después lanzarse en picado, como una enorme roca por una pendiente, arrasando con todo lo que se le cruza por delante. El resultado es un relato con un comienzo aparentemente previsible, salpicado con pequeñas digresiones no tan previsibles (hay algún macabro guiño al manual de instrucciones cortazariano no apto para amigos de los animales) y un despliegue cada vez más claustrofóbico y enervante, hasta que, de pronto, la acción se desata sin que podamos soltar el libro hasta la última página.

Hay giros, sorpresas, incorrección política y un humor negrísimo; hay, también, una mirada profunda al interior del ser humano, o, al menos, de algunos de los seres humanos que pueblan esta novela desarrollada con exactitud y con rabia. Hay, sobre todo, una escritura inteligente, de esas que desvelan los mecanismos ideológicos del correctismo; de esas que duelen porque dicen la verdad.

No apto para gestantes, defensores de la familia y fans de El encantador de perros.


Las niñas perdidas
Cristina Fallarás
Roca Editorial

4 comentarios en “«Las niñas perdidas», de Cristina Fallarás, por Alexis Ravelo

  1. ‎… llevo unas decenas de páginas leídas… lo de menos es que me haya atrapado… el estilo, con esos bloques de texto (inmediatamente me han enviado al L. F. Céline de ‘Viaje al fin de la noche’) con el diálogo incrustado, es lo que hace que esta novela negra sea de las que recordaré…

  2. Pues no te pierdas la que está a punto de publicar, «Último día en el Puesto del Este» con la que ganó el Premio de Novela Breve Ciudad de Barbastro (entonces se tituló Estado de sitio). He tenido la suerte de leer las pruebas y es Fallarás en estado puro, visceral, radical…. Imposible no estremecerse con ella. En dos semanas debería estar en la calle

  3. … puede que justo por ese carácter (fotoperiodístico), la parte débil de la novela es la estructura…, el montaje, desde el movimiento dadá, es herramienta literaria…

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